- General
- 03/07/2018
Adicción a los videojuegos: ¿enfermedad o síntoma?
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha revolucionado el panorama gamer añadiendo la adicción a los videojuegos a su clasificación médica de "trastornos mentales". Esto no ha sentado bien en la comunidad, por lo que tanto distribuidoras como desarrolladores y jugadores se han levantado en armas, criticando esta decisión. ¿Por qué es tan grave una acción de este estilo?
A lo largo del tiempo, los videojuegos no han gozado de buena fama hasta bien entrados los años 2000. En un principio considerados como entretenimientos menores, fueron vulgarmente conocidos como “las maquinitas” por parte de nuestros padres y abuelos, como un hobby extraño que mantenía a los niños y niñas pegados a la pantalla del televisor apretando botones en un mando y que las generaciones anteriores no terminaban de entender.
Sin embargo, el creciente desarrollo de los videojuegos y la mejora tecnológica permitieron potenciar cada vez más tanto la capacidad gráfica como la capacidad jugable, creando productos que apostaban más y más por la inmersión. Los gráficos 3D de videojuegos como Final Fantasy VII, Metal Gear Solid o Goldeneye 007 supusieron un salto de calidad enorme, que parecía transportar al jugador al propio juego. Fue en ese momento, cuando las generaciones pasadas no terminaban de entender este entretenimiento y lo veían como un potencial foco de violencia y aislamiento para los jóvenes, que surgió la mala fama de los videojuegos. Una mala fama que, poco y gracias a su difusión y su normalización, ha ido desapareciendo para reconocer cada vez más el potencial artístico y competitivo de los videojuegos, así como sus múltiples beneficios para la salud de los jugadores.
Desgraciadamente, es cierto que la adicción a los videojuegos existe. Como cualquier otro medio de entretenimiento, hay usuarios que por diversos motivos, se ven sumergidos y obsesionados con el juego, olvidándose de sus responsabilidades y de sus seres queridos, y dedicándose única y exclusivamente a jugar. Pero por otra lado, trabajadores del mundo gaming y psicólogos han criticado lo que consideran una falta de precisión por parte de la OMS respecto a la adicción a los videojuegos: consideran que, como otras adicciones, se trata de un síntoma y no de una enfermedad. Afirman que se deben estudiar las causas que llevan a una persona a engancharse a un hobby como los videojuegos, y no considerarla el problema en sí, como se ha hecho recientemente.
En cualquier caso, hay ciertas cosas innegables. En primer lugar, que desgraciadamente este es otro de esos episodios que pone el mundo de los videojuegos en el foco público, incrementando esa desconfianza por parte de los sectores más tradicionales y alejándolo de ellos (en lugar de atraerlos para que lo prueben definitivamente). Y en segundo lugar, que la adicción a los videojuegos existe, es un grave problema para muchos usuarios y que debe ser visibilizado para prevenirlo.
Y es que quizá en un futuro próximo, consigamos elevar los videojuegos al estatus que se merecen, integrando a todo tipo de jugadores y aceptándolos como un medio de entretenimiento más, positivo, útil y divertido.